Las estaciones en la Tierra se deben a la inclinación de la misma sobre su eje con un ángulo de 23 grados. Esta es la razón por la que los hemisferios norte y sur experimentan estaciones opuestas.
Si el eje de inclinación de la Tierra no estuviera inclinado y fuera vertical las temperaturas de la superficie de nuestro planeta serían constantes durante todo el año, no existirían las estaciones y el día duraría lo mismo que la noche en cualquier lugar y todos los días del año.
Sobre el 22 de septiembre empieza el otoño en el hemisferio norte y la primavera en el hemisferio sur, y sobre el 21 marzo al revés, ese día ambos comparten por igual día y noche. En los equinoccios ninguno de los dos hemisferios está inclinado hacia el sol, por eso el día y la noche duran lo mismo. A partir de ese día en el hemisferio norte pasamos más tiempo en la cara oscura del planeta hasta que llega el solsticio de invierno sobre el 21 de diciembre, el día con la noche más larga del año.
El día y la hora exacta del equinoccio varía de un año a otro, eso es debido a que se toma como referencia un punto concreto en la órbita de la Tierra alrededor del sol, cuando la Tierra pasa por ese punto empieza el otoño, y dependiendo de cómo esté girada la Tierra en unos países será a una hora del día y en otros a otra hora de la noche. Este año en España es el día 22 a las 16:21 horas.
Como la Tierra recorre cierta distancia alrededor del Sol a diario, cada día el eje de rotación del planeta tiene una orientación un poco diferente con respecto al Sol, por eso va cambiando un poco de un día para otro el lugar por donde sale y se pone el Sol y la duración del día y la noche.