Ser agradecido es una actitud que genera una cadena de eventos a muchos niveles. Dar las gracias con sinceridad, con emoción y amor conlleva una liberación de neurotransmisores cerebrales de gran magnitud, lo que supone una acción a nivel de todas las células del organismo con efectos beneficiosos y sanadores.
El efecto no se limita solo al cuerpo de la persona que da las gracias, no, se extiende también a quien recibe las gracias ya que es un estímulo con muchos significados. Por un lado, le están valorando y eso es motivador y mejora la autoestima. Por otro, le aporta sensación de estar en el camino correcto, en su lugar y su momento, lo que a su vez da serenidad, confianza en la vida y sensación de estar seguros, protegidos y apoyados.
En el momento en que alguien muestra gratitud a otra persona se produce una conexión entre sus almas, surge la empatía y desaparecen las barreras y las diferencias entre iguales, produciéndose un acercamiento y un reconocimiento de los valores humanos.
Dar las gracias de corazón es fluir, sentir, compartir.
La gratitud obra milagros, consigue transformar situaciones, corregir errores, abrir corazones, cambiar estados de ánimo y ver con otros ojos.