El alma tiene su propio lenguaje que no son palabras. Es un lenguaje universal, es sencillo y es claro, tanto que la mayoría lo ignora o lo infravalora.
El alma nos habla a diario, ¿cómo nos habla?
Nos habla a través de la intuición, esos flashes que aparecen en estados de meditación o cuando la mente está serena.
Con ideas espontáneas que llaman nuestra atención por extrañas o atípicas pero que nos atraen.
Con los sueños que al despertar recordamos fugazmente pero que nos dejan un sentimiento intenso y profundo.
Con esas chispas que saltan en el interior y despiertan la curiosidad y el interés.
Con las coincidencias de la vida, las sincronicidades, que parecen simples casualidades pero que no lo son.
Todo eso es el lenguaje del alma, así nos habla el alma que es nuestra energía, nuestro amor que va más allá del espacio y del tiempo, que no se limita al cuerpo físico, que es libre.