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Las palabras


A veces uno pronuncia una palabra de forma espontánea, no premeditada, no analizada, y tiene un efecto inesperado en la persona que la escucha.

Una misma palabra puede ser un bálsamo para unos y un hachazo para otros. Su efecto depende no solo de su significado sino del tono con que se pronuncia, de la intención que se pone y de la emoción que le acompaña.

A veces la palabra es neutra y se escucha sin más, pero otras veces cala hondo y remueve recuerdos, sentimientos, emociones y provoca reacciones sorprendentes, desmesuradas, y se queda la palabra rondando por la cabeza, martirizando o reconfortando.

La palabra tiene fuerza y poder, es recibida por la mente y transformada en sustancias químicas, los neurotransmisores, que llegan a células de cualquier parte del cuerpo produciendo efectos físicos. Por eso es tan importante pensar lo que se va a decir y elegir la palabra correcta, porque su efecto puede ser más beneficioso o dañino de lo que a priori puede parecer.

 

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