Siempre tuve un anhelo particular,
siempre fue un sueño especial,
dormida o despierta siempre soñé ese sueño.
Hay momentos en los que crees que no es sensato soñar
porque está reñido con la realidad
que te muestra una cara que no cuadra con tu soñar.
Hay momentos en los que uno se plantea dejar de soñar,
pero es imposible acabar con los sueños
ya que son regalos del alma que endulzan la vida
y te llevan por caminos que han sido elegidos por el destino,
caminos que no son llanos, tienen baches, piedras y barrancos,
son caminos de largo recorrido
sin señales que indiquen que estás en el escogido,
en el correcto, en el merecido.
Pero hay un faro que nos guía,
nos alumbra, nos orienta,
es la fe en esa sabiduría innata,
esa fuerza interna,
esa voz del alma
que te grita, impulsa y levanta
cuando caes al suelo,
cuando crees que no aguantas.
Creer es querer hacer un sueño realidad y querer es poder.
Estas tres palabras, creer, querer y poder encierran algo mágico,
una conexión con la fuerza divina
que hace que creer sea querer y poder.