El subconsciente es una parte de la mente que permanece oculta a la conciencia, es una estructura energética donde queda grabado todo lo relacionado con las emociones, las experiencias y las vivencias. Es una memoria que no podemos recordar conscientemente.
En el subconsciente queda grabado lo bueno y lo malo, las emociones positivas y las negativas, los traumas, las experiencias dolorosas, los miedos, el sufrimiento. Aunque no podamos recordar esa información de nuestro pasado, sí nos influye en el transcurso de nuestra vida, nos condiciona, nos marca. Esa información es energía que llega a todo nuestro ser, que interfiere con nuestros pensamientos, nuestras reacciones y comportamientos, nuestras relaciones, nuestros proyectos vitales. Es una energía que está viva, que late, impulsa, que quiere aflorar a la conciencia y cuando lo hace puede ser de muy diversas formas, casi siempre son imágenes que interpretamos como absurdas, ilógicas, sin sentido, raras, confusas, que crean mucho malestar a todos los niveles: físico, emocional, mental y espiritual.
El subconsciente es como un niño herido, necesita sanar, que le presten atención, que le escuchen, que le mimen. ¿Cómo se hace todo eso? Hay diversas técnicas que sirven para liberar el subconsciente y sanarlo, ya iremos viéndola con detenimiento, la principal herramienta es la meditación, al meditar se escucha al subconsciente, se llega a comprender el por qué y el para qué de todo lo vivido, y se sanan las heridas liberándose de ataduras emocionales y mentales.
Las emociones positivas influyen de forma sutil pero muy beneficiosa, al contrario que las otras negativas, son un aliado, un amigo, un apoyo.