Una tarde de primavera de cálida brisa y aromas suaves
sale uno a la calle
y cuando imagina un paseo tranquilo
la vida, el destino, quien quiera que sea
te pone en la calle una inesperada,
aunque ciertamente anhelada,
acordada con el cosmos,
soñada y más que soñada sorpresa para el alma,
un encuentro con un alma hermana
que te llena de amor,
te alegra,
te ilumina
y te colorea.
Una sorpresa en la calle es como encontrar un tesoro,
enriquece el alma
y eso vale más que todo el oro.
S.M.F