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La luz eres tú...


Siempre viviendo en al penumbra,

siempre bajo la sombra del miedo,

siempre en la oscuridad de la cárcel mental,

siempre en las tinieblas del pasado

hasta que un día apareciste tú,

como una antorcha que alumbra el camino,

como una llama que ilumina la habitación,

como un faro que guía hacia el destino,

como una hoguera que además da calor,

como una lámpara que se enciende en mi interior

y me hace ver los rincones oscuros

y me hace entender lo que ocurre y ocurrió.

Una luz cálida que se extiende a mi alrededor,

que atraviesa paredes, murallas y muros

hasta llegar a mi corazón.

Una luz que brilla en mi alma

y me ayuda a ver dentro y fuera de mi mente,

mi vida, mi sentido, mi destino, mi sendero,

mi valor, mi sueño, mi amor.

Pido a Dios que nunca me falte tu luz.

La vida a oscuras es dura, penosa y triste.

Que no me falte tu luz.

Autor: S. M. F.

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