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Ya mismo, pronto...


El mundo del alma no usa reloj ni calendarios, no mide el tiempo.

El alma no pone plazos ni fechas ni horarios, el alma no entiende de tiempo, el alma es intemporal y eterna. Las experiencias del alma no se miden temporalmente, se viven simplemente. El alma no cumple años, acumula vivencias.

En el mundo del alma las experiencias no se cuantifican, no tienen medida, por eso cuando se ponen plazos y fechas nunca se acierta.

Cuánto es pronto comparado con siempre, preguntaría el alma.

Y es que en un minuto se puede vivir una experiencia tan intensa, trascendente, profunda y verdadera que no permite hacer comparaciones basadas en períodos de tiempo.

Estamos acostumbrados a medir el tiempo pero el alma no entiende de tiempos. El alma anhela y siente impulsos que la llevan a tener experiencias sin entender palabras como ya mismo, pronto, enseguida, mañana, palabras que utiliza la mente para acotar las vivencias en un intento de racionalizar, controlar, programar, medir y limitar lo que no tiene límites temporales.

Hay personas que en un período tan corto como días pueden tener más vivencias que otras en una vida entera.

A veces un ya mismo es muy largo, pero no es nada comparado con un siempre, con lo eterno.

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