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Pensando, pensando...


Nos pasamos el día pensando sin saber que pensando tanto no dejamos hueco para que el alma se exprese.

Nuestro ordenador mental siempre encendido, abriendo y cerrando carpetas, organizando, dirigiendo, mandando en nuestra vida. Nos creemos que pensando y pensando todo lo arreglaremos, no es cierto, arreglamos lo que le compete, las cuestiones logísticas, ciertos proyectos, la burocracia doméstica, las actividades profesionales y laborales, todo lo que se rige por el orden, el tiempo, los números, las medidas, los plazos, todo lo tangible.

Pero pensando, pensando no arreglamos las cuestiones del alma, las de la vida, las del amor, las de las emociones, las cuestiones que nos llenan de verdad, las que nos aportan paz y felicidad, las que nos hacen ser humanos. Para arreglar estos asuntos hay que dejar de pensar y pensar y pasar a sentir, y a intuir, que es nuestro sexto sentido. Sentir con el corazón, con el alma, que son lo mismo. Intuir, que es percibir de forma sutil, es captar esa información sabia que nos hace despertar, descubrir, encontrar soluciones originales, sorprendentes, inesperadas, que pueden parece ilógicas para la mente pero que son lógicas para el alma.

Cuando un asunto del alma tengas que resolver deja de pensar y pensar, ponte a sentir y sentir, porque sintiendo encontrarás las mejor solución, la que te hará progresar, caminar, avanzar, evolucionar.

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