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Las heridas del corazón...


Todos a lo largo de la vida sufrimos heridas, algunas son físicas, esas se curan fácil y casi siempre en pocos días, pero otras son emocionales, esas no se ven, no sangran, pero son las más difíciles de curar y algunas no curan nunca y se quedan para siempre abiertas, doliendo, porque duelen más que las físicas.

Las heridas del corazón sólo curan con amor, la mejor cura es que la persona que nos hirió, que muchas veces lo hacen sin querer, nos dé ese amor sanador. Pero eso no es lo habitual, primero porque hay veces que ni se entera que hizo daño, otras porque lo hizo a conciencia y no se arrepiente, otras porque no sabe cómo arreglarlo.

Si la persona que causó la herida no puede o no quiere dar ese amor que te cure siempre hay personas a nuestro alrededor que nos pueden dar ese amor. Puede ser un amigo, un familiar, un compañero o un simple conocido. El problema está en que quien tiene el corazón herido lo oculta la mayoría de las veces, piensa que el tiempo lo curará, pero el tiempo solo no produce la curación, ayuda a cicatrizar pero siempre queda la herida latente y puede volverse a abrir ante la más mínima contrariedad.

Hay que añadir amor, es el principal remedio sanador.

A veces uno encuentra personas capaces de descubrir esas heridas ocultas en nuestro interior, capaces de aportar ese amor que necesita para la curación, en ese caso hay que verlo como un médico que ofrece tratamiento para acabar con el dolor que esas heridas provocan, y que no hay calmantes que lo eliminen como no sea el amor.

Hay que confiar en esos doctores del alma que a veces aparecen como por arte de magia, hay que verlos como ángeles enviados para curar heridas del corazón, porque el alma es también el corazón, es nuestra esencia que se aloja en ese rincón.

Es muy importante sanar las heridas del corazón donde mora el alma, porque son heridas que incapacitan, que invalidan, que impiden llevar una vida feliz, que impiden seguir por el camino que nos lleva a nuestro destino, porque son heridas que nos acobardan y hacen que aparezca el miedo y el temor a nuevas heridas que parten el corazón.

Cuando tengas una herida el corazón cúrala con amor, primero con el tuyo, es el que da los primeros auxilios y luego con el que llega enviado por el Universo que recibe el aviso y envía a ese doctor, a veces camuflado, otras veces con bata, fonendo y botiquín en mano. Ábrele la puerta cuando llame, porque ese médico del alma es tu único medio de curar para siempre una herida del corazón.

 

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