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El color marrón


Existen 95 tonos de marrón.

Más que un color propiamente dicho es una mezcla de todos los colores: rojo, amarillo, azul y negro.

Es el color menos apreciado, el que menos gusta. No obstante, es un color que está en todas partes, muy presente en la naturaleza, es el color de muchos materiales naturales: madera, cuero. Es el color de cabello más frecuente.

El color del otoño.

Es el color de lo feo, lo antipático, lo desagradable, lo marchito, lo descompuesto. El color de lo corriente y lo anticuado. Simboliza la pereza y la necedad.

Es unos de los colores preferidos para decorar las viviendas, es el color de lo acogedor y transmite sensación de comodidad y calidez.

Es un color muy presente y aceptado en la moda aunque no se considera elegante. Por ello los miembros de las casas reales nunca visten de marrón en las recepciones oficiales, lo consideran un color vulgar. Es color ideal para el ocio porque se ven poco las manchas.

Desde la edad media se considera un color feo, las ropas de los pobres eran de ese color porque no estaban teñidas, eran tejidos de borra y pelos de animales hilados con lino y cáñamo crudos y parduzcos. De ahí que los primeros monjes cristianos que hacían votos de pobreza vistieran hábitos marrones.

El tono de piel bronceado se convirtió en ideal de belleza tras la 2ª Guerra Mundial en Alemania y los países nórdicos por ser símbolo de status social, indicaba que se podían permitir unas vacaciones en el sur o en invierno en estaciones de esquí o en otros continentes. Esa moda duró hasta los años 80.

El color marrón es un color que ayuda a sentir que tenemos los pies en la tierra, es un color que ayuda a sentirse parte del planeta, a bajar de las nubes cuando uno está demasiado tiempo en el mundo de la ilusión y la fantasía.

Tener un jardín o macetas y mirar o tocar la tierra ayudan a ello.

Un paseo por el campo contemplando troncos de árboles y tierra aporta sensación de estabilidad y seguridad física.

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