Hay 50 tonos de rosa.
Es el color del que nadie puede decir nada malo.
Es un color suave y tierno, el color de la delicadeza, de lo dulce y lo delicioso.
El color del encanto, la cortesía, la amabilidad, también de la sensibilidad y la sentimentalidad. Es el color de la ilusión, las ensoñaciones y los milagros.
El rosa se considera un color infantil. Sobre 1920 nació la moda del rosa para las niñas y el azul celeste para los niños. Antes de esa época los niños se vestían de blanco y en los cuadros antiguos el Niño Jesús se vestía de color rosa.
El rococó fue la época de los colores pastel y se vestían de rosa tanto hombres como mujeres, aunque se consideraba un color masculino. En esa época los nobles ricos donaban sus trajes gastados a la Iglesia que los aprovechaba transformándolos en vestiduras litúrgicas y manteles de altares, desde entonces los sacerdotes católicos se visten de rosa el 3º domingo de adviento y el 3º de cuaresma.
Para los pintores el color rosado de la piel, el “color carne”, es el más difícil de conseguir, se necesitan además del rojo y el blanco, el amarillo y el azul, y se aplican unos sobre otros, en capas no en una sola mezcla.
El rosa es un color que transmite buenos sentimientos.
Vestirse de rosa da serenidad.
Estar en una habitación rosa da sensación de seguridad, de compañía aunque se esté solo, de confianza.
Las flores de color rosa pálido ayudan a quien las contempla a conectar con su amor incondicional, las de color rosa intenso aportan optimismo, alegría, entusiasmo.