top of page

Tomar un té...


Nada en la vida de algunas personas es tan importante,

tan expectante y tan trascendente como tomar un té.

Y es que tomar un té es todo un acontecimiento

cuando se trata de sentimientos.

Hay quien lo prepara con esmero, con detalle, con ilusión y con fervor

como cuando se prepara una celebración,

y es que tomar un té es una ocasión

no solo de hablar y de contar historias

sino de interactuar con el alma y el corazón,

de hacer reflexiones y de descubrir con pasión

que hay seres humanos que son grandes personas

llenas de valores que ocultan tras un caparazón.

Tomar un té es una ocasión

para abrir las puertas del corazón

a quien tiene uno delante

con la taza humeante,

sabiendo que cuando lo haga

recibirá un enorme regalo para el alma.

Al calor de un té los sentidos se expanden captando mensajes que en otras circunstancias se escapan y no se descifran ni entienden.

Al aroma de un té las emociones se perciben como libres de bloqueos y barreras, correteando por los rincones de la mente donde otras veces no se llegan a comprender.

Tomar un té es una ocasión para engrandecer los sentidos, el gusto, el olfato, la vista, el oído y el tacto están despiertos tomando un té y abren paso a otros sentidos más sutiles que también se liberan mientras se toma esa infusión milenaria que conlleva mucho más que una simple bebida llena de aromas, color y sabores.

Por todo ello muchas veces es tan difícil quedar para tomar un té,

porque no es un simple té, es una fiesta para el alma que disfruta con ratos de compañía, charlas, risas, fantasías, reflexiones, sintonía y emociones.

Siempre que puedas tómate un té con el alma que te invite, porque eso es como hacer un viaje cortito a un rincón del mundo donde siempre hay algo que sorprende, enseña o divierte, y adonde siempre se puede volver para repetir esa experiencia que ha enriquecido a la persona con todos esos regalos que conlleva tomar un té.

bottom of page